jueves, 22 de agosto de 2013

Primera Bienal del Sur en Panamá 2013
Emplazando Mundos



Noche y Día
¿Live in Your Head?
Site Specific Installation. 2013

La instalación consta de dos proyecciones que confluyen en el espacio de la sala de exposiciones. La cámara I está ubicada en las azoteas del Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI) en la ciudad vieja de Montevideo. Capta el movimiento cotidiano en la ciudad puerto, el lento ir y venir de los navíos y el trabajo de las grúas que cargan y descargan contenedores y mercaderías. La cámara II por su parte está ubicada sobre el Puente de la Américas en la Ciudad de Panamá en la entrada y salida de los buques que atraviesan el histórico Canal de Panamá.
Las cámaras tienen una orientación y un eje precisos: dirigidas ambas hacia el Norte Geográfico desde el lugar de su emplazamiento tanto en la ciudad de Montevideo como en la Ciudad de Panamá.
En la obra se proyectan simultáneamente las imágenes de ambas ciudades, pero ubicando esta vez las pantallas exactamente en el Sur Geográfico de la sala de exhibición, de manera tal que los espectadores, como en un juego de espejos al mirar hacia el Sur, en realidad estarán viendo el Norte...

“Los procesos creativos acaban de realizarse en el reconocimiento de quienes los ven. Nathalie Heinich recuerda que, en la misma época en que Marcel Duchamp declaraba que los que miran hacen los cuadros, el antropólogo Marcel Mauss explicaba que los clientes del brujo volvían eficaces sus poderes mágicos porque creían en ellos. (Heinich, 1998: 27-28).

Revista Arte El País Digital

Obra de Jorge Francisco Soto Bienal de Panamá





Jorge Francisco Soto Artista Plástico, diseñador gráfico y curador. Nace en Montevideo Uruguay en 1960. Ha expuesto regularmente sus obras desde los años 80 tanto individual como colectivamente en: Uruguay, Argentina, Brasil, Perú, México, Cuba, Ecuador, Polonia, Alemania, España, Francia, Hungría, Puerto Rico y EEUU; participó en varias exposiciones internacionales de artes plásticas. Invitado a exponer en diferentes Bienales de arte entre las que se destacan: Trienal de Estrasburgo, Francia; Bienal de Hungría, Savaria Muzeum. Szombately; Trienal de Lodz Polonia; 1a Bienal del Mercosur Porto Alegre,Brasil; V Bienal de La Habana, Cuba; 5a Bienal del Mercosur Porto Alegre,Brasil; VI Bienal de La Habana, Cuba; 62o Salón Paranaense de Curitiba, Brasil; Xa Bienal de Cuenca, Ecuador. FIVA Festival Internacional de Video Arte, Buenos Aires, Argentina. Premios y distinciones 1990- Segundo Premio Salón del Banco de la República Oriental del Uruguay, Primer Premio Nuevas Propuestas Escultóricas. Premio José Belloni.1991- Mención Especial del Jurado Premio V Centenario. 1992- Primer Premio Primer Salón Bienal Municipal. Premio Pequeño Formato. Primer Premio Nuevo Premio Paul Cézanne. Museo Nacional de Artes Visuales.1994- Mención por Proyecto Segundo Salón Bienal Municipal de Artes Plásticas. 2005- Primer Premio Salón Anual Municipal de Artes Plásticas. 2007- Premio 62o Salón de Paranaense, Artistas Extranjeros, Curitiba, Brasil. 2011- Gran Premio El Azahar. IX Bienal de Arte de Salto, Salto. Uruguay. Obra en Colecciones Museo de Arte Contemporáneo de Río Grande del Sur. Brasil. Centro Wilfredo Lam,La Habana, Cuba. Fundación Bienal del Mercosur. Museo de Arte Contemporanea do Paraná, Curitiba. Brasil. Fundación Vera Chaves Barcellos, Brasil. Embajada de Francia en Uruguay. Espacio de Arte Contemporáneo EAC. Montevideo, Uruguay. Museo Municipal de Bellas Artes Juan Manuel Blanes. Montevideo, Uruguay. Museo Cayetano Gallino, Salto, Uruguay. Colecciones privadas en Uruguay, Suecia, España, EE.UU. y Canadá. 


foto portada y edición de video en Montevideo: Maximiliano Argibay 

martes, 14 de junio de 2011

Los Tres Blanes


Museo Juan Manuel Blanes, de martes a domingos de 12.15 a 17.45 hs


Doble Real
El proyecto Los tres Blanes, de Jorge Francisco Soto, se instala en el Museo Blanes en la fecha histórica del 181º aniversario del nacimiento de Juan Manuel Blanes y en momentos en que, desde diversos ámbitos de la vida institucional, académica y política, se agita una vaga idea celebratoria del Bicentenario de los primeros movimientos independentistas en la Banda Oriental.


Juan Manuel Blanes es una figura construida históricamente por el discurso oficial acerca de su pintura, sobre todo a partir de la década de 1930, vinculada de manera primordial a la gesta nacionalista. De modo tal que se trata de una figura momificada, revestida por sucesivas envolturas que pretendieron identificarla con las raíces políticas del Estado Nacional, recurriendo a ella en varios momentos significativos de su devenir, durante el siglo veinte.


“Los tres Blanes” es una instalación que hace referencia al padre y a sus dos hijos, también artistas, muy dependientes de la voluntad paterna a lo largo de sus vidas. El título, sin embargo, tiene resonancias de la “santísima trinidad”, o también de las tres Gracias, hijas de Zeus, lo cual aparece como la primera inversión irónica de esta instalación, desde que tanto el dogma trinitario como el mito de las Gracias, símbolos de la amabilidad, el buen humor y la alegría, poco tienen que ver con el viejo Blanes, quien empeñado en hacer de sus hijos “dos Blanes” que fueran mejores artistas que él, ejerció tal despotismo moral sobre sus conciencias que terminó por perderlos para siempre.


Una segunda inversión irónica puede verse en lo que constituye la mirada “a contrapelo” que Soto propone respecto al relato oficial desde que sugiere sutilmente aspectos íntimos de la compleja trama de temores, dudas y conflictos que abrumaron al “pintor de la patria”, poniendo en escena aspectos de la “patria  íntima” del artista -un  atormentado universo de obsesiones y pasiones signados por la tragedia familiar- que dista mucho de la “patria colectiva” que intentó pintar. Esa distancia es precisamente el espacio en el que trabaja Jorge F. Soto metaforizando el desdoblamiento de Blanes en un desdoblamiento de su obra: El Juramento de los Treinta y Tres Orientales, emblematizado como imagen en infinidad de impresos  y convertido por la historiografía nacional en objeto litúrgico del propio museo, es “clonado” en la obra de Soto mediante una versión digital filmada y proyectada en tiempo real dentro del mismo espacio museal. Este desdoblamiento extrae al cuadro original de su estado larvario, congelado en un eterno fetichismo popular, engendrando su “doble real”, que si bien como imagen es virtual, su existencia tiene lugar en el tiempo actuante de un presente vivo, imprevisible, conflictivo, que incorpora la luz, los sonidos y la presencia de visitantes del museo como elementos integrantes del propio cuadro, es decir, de la propia historia. Gabriel Peluffo Linari



Los Tres Blanes. Instalación óleos, grabado, video y circuito cerrado de TV. Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes. Junio 2011. Curador: Jorge Francisco Soto. Diseño gráfico: Alejandro Schmidt. Foto El Juramento de los Treinta y Tres Orientales: Carlos Capelan. Texto presentación: Gabriel Peluffo Linari. Para JGG.



Sala 2: El Juramento de los Treinta y Tres Orientales, imagen virtual en circuito cerrado de TV de la obra de Juan Manuel Blanes. Óleo sobre tela, 3.11 x 5.64 metros, 1877. Propiedad del Museo Nacional de Artes Visuales, en exhibición en el Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes, desde 1976.





Retratos. Jorge Francisco Soto. Grabado digital en papel y ploteado autoadhesivo sobre vidrio, 0.43 x 0.55 metros, 2011 (edición de 5 ejemplares) Basado en foto postal de Nicanor Blanes, tomada en la ciudad de Florencia Italia en Diciembre de 1880 con dedicatoria al reverso ( A mi querido e inolvidable amigo M. Tardáguila, recuerdo del suyo Nicanor Blanes).

Los Tres Blanes (Historia de naufragios) (*)

Nicanor Blanes - la presencia de la muerte.
La vida de la familia de Juan Manuel Blanes se vio fuertemente sacudida en 1895 por dos acontecimientos trágicos: Juan Luis Blanes, el mayor de los dos hijos, muere en la vía pública al ser embestido por un tranvía tirado por caballos, en tanto Nicanor Blanes, el menor de los hermanos, ese mismo año  desaparece en Italia donde se encontraba prosiguiendo sus estudios académicos de arte.
Las últimas noticias que se tienen de Nicanor Blanes se centran en el despacho de sus pertenencias desde Italia a Montevideo y en una carta dirigida a sus familiares en 1895. A partir de entonces su presencia se desvanece para siempre.
Es pues Nicanor Blanes protagonista directo o indirecto en la historia del arte uruguayo. Si bien como creador, Nicanor Blanes nunca obtuvo una consideración crítica de relevancia. La familia a la que perteneció, su vida privada, su casi desconocida obra plástica y su enigmática desaparición le otorgan un lugar que marca con profundidad el imaginario artístico del Uruguay contemporáneo. Nicanor nace en Montevideo y hereda el nombre de un “otro” Nicanor, muerto en Entre Ríos a temprana edad. Fue pintor y escultor, hijo menor de quien fuera bautizado: “el Pintor de la Patria”. Durante su vida Nicanor Blanes firmaba algunos de sus cuadros con el pronombre YO.
Demonio, Mundo y Carne. Juan Manuel Blanes, 1885. Óleo sobre tela 1.06 x 1.56 metros. Colección Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes por donación de la familia Ilaráz en 1975.


Primeros apuntes sobre la intervención
 “El núcleo de la tesis de la historia de las mentalidades ya lo había manifestado Alexis de Tocqueville en la primera mitad del siglo XIX, cuando afirmó que: (ningún hombre puede luchar fácilmente contra el espíritu de su época y su país y es difícil que pueda modelar los sentimientos de los demás si no es siguiendo a los generales). De su lado Carlos Marx había apuntado en la misma dirección cuando se lamentó  que sobre el cerebro de los vivos se hiciera sentir como una pesadilla el peso de todas las generaciones muertas. Las definiciones de mentalidad colectiva de la historiografía francesa recogieron de Tocqueville y de Marx ,sobre todo, el carácter de inevitabilidad de la influencia de lo colectivo; a ella no se escaparía sino para, al internalizarla, convertirla en creencia personal.
De este modo, la mentalidad colectiva era un destino y se parecía sospechosamente al orden establecido pues se la concebía a su servicio, por cuanto de alguna manera había nacido de él y lo expresaba y legitimaba. Por ello la mentalidad colectiva debía formar parte de un sistema de dominación social…” (1).
La intervención en el Museo Juan Manuel Blanes parte de una premisa que me resultaba inquietante: ¿Cómo hacer visibles hoy algunos aspectos de la producción simbólica de Juan Manuel Blanes?
O de otra manera: ¿Es posible ver su obra y su pintura despojadas de todas esas infinitas capas superpuestas de discurso oficial, discurso histórico y de las operaciones político-partidarias realizadas sobre la misma, en diferentes momentos históricos del país?
Esta superposición de capas (extrapictóricas o artísticas) se interponen entre nosotros, los actuales espectadores y esos cuadros, o yendo más lejos aún: entre los espectadores, los artistas, las obras y los movimientos artísticos nacionales en casi todas las épocas del país.
Como intento de hacer esto visible decidí elegir la obra emblemática El Juramento de los Treinta y Tres Orientales de 1877, Óleo sobre tela. 311 cm x 564 cm. Colección: Museo Nacional de Artes Visuales, en exhibición en el Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes desde 1976. Obra que podría asociarse, al decir de Gabriel Peluffo, con una versión criolla del Juramento de los Horacios de David de 1784, exhibida en el Louvre.
La idea fue crear una suerte de extrañamiento exhibiendo, en tiempo real, la imagen doble del cuadro en la sala gemela a la sala Blanes dentro del edificio del museo, mediante un sistema de circuito cerrado de televisión.
Juan Manuel Blanes no es sólo el denominado “pintor de la patria”, es también, cronológicamente, el padre de la pintura uruguaya, encarnando una de las estrategias simbólicas más fuertes en la historia del arte de nuestro país en todas sus épocas. Esta estrategia, más o menos consciente, diseña los lineamientos más importantes en la etapa fundacional del arte uruguayo. Sus líneas, con diferentes matices, se repiten una y otra vez a lo largo de los años. Señalamos por ejemplo dos puntos sobresalientes: la casi obligatoriedad del estudio del arte en Europa y la adecuación posterior de esas enseñanzas a una visión nacional de dichas escuelas o tendencias (color local). Pero, por sobre todo, Juan Manuel Blanes instaura un estilo de arte oficial republicano o, dicho de otro modo  crea las bases de las relaciones de los artistas uruguayos con el poder político.
Gaucho. Juan Luis Blanes. Óleo sobre madera, 0.22 x 015 metros. Colección Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes.
Macbeth-
Life's only a walking shadow; a bad actor,
That struts and worries about his hour onstage,
And then is not heard from again. It is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing. (2)  

Visto desde este ángulo, se vuelve un tema de filiación y, ahondando en el intento de Blanes de imposición de su estilo y su visión del arte, vamos descubriendo las contradicciones que vivió y los enfrentamientos que se dieron con sus discípulos/hijos en los últimos años de su vida; vividos con un sinsentido y una pasión que desembocan en la tragedia familiar de 1895. Lo superficial del modelo  Blanes por un lado no sobrevive al advenimiento de la fotografía ni a la trágica desaparición de sus hijos puestos en el rol de continuadores. Por lo tanto, no hace escuela ni logra superar los cambios de paradigmas estéticos que comienzan a llegar al país a los inicios del 1900, cuando Juan Manuel Blanes pinta sus últimos cuadros en Italia.
En el caso particular del cuadro El Juramento de los Treinta y Tres Orientales, desde su creación las operaciones políticas son relevantes. La obra es inaugurada en el taller del artista en la dictadura de Latorre en 1878. En 1941, durante el “golpe bueno” de Baldomir, se realiza la gran exposición retrospectiva del artista en el Teatro Solís de Montevideo, donde El Juramento ocupa un lugar central. Pero, luego de varios años de ostracismo el cuadro vuelve a la luz pública en los festejos del “Año de la Orientalidad” de 1975, en la dictadura militar de 1973-1984. En 1976, la pintura es retirada de los depósitos del Museo Nacional por el ejército y llevada, casi en procesión litúrgica, al Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes, donde se exhibe hasta el día de hoy.
“Si es opinable que la vida personal y el pasado carezcan de sentido y no sean más que el relato de un idiota, no lo es que la vida y el pasado, con sentido o sin él, estén cargados de sonido y de furia, es decir de pasión y emotividad que a veces se exponen con sordina pero siempre se sienten “a gran orquesta”, para usar la expresión con que se caracterizaba a la locura delirante en el siglo XIX”… “De este modo podemos volver a Macbeth y encontrar esperanza en sus palabras. El sentido que hemos asignado tradicionalmente al pasado en el relato histórico, con frecuencia ha empobrecido al pasado y al relato, pues lo hemos vaciado de indeterminación y conflicto, es decir de complejidad, diversidad y libertad.

Tan a menudo hemos mostrado a los hombres como juguetes del poder y su sentido, que olvidamos los sentidos diversos que los hombres concretos han asignado a sus vidas. Y si de esa diversidad y del enfrentamiento con los sentidos de los poderes se deduce la pérdida de sentido del tiempo colectivo, pues este ya no es único, no nos atribulemos.
Probablemente se aplique a lo colectivo lo que podría decirse de la vida personal: es preferible construirse una vida sin sentido a vivirla con el sentido que otros le asignan. Si el sin sentido del devenir colectivo deriva del margen de libertad de los sujetos históricos concretos, sea bienvenido.. (3).
1-           José Pedro Barrán. La historia y el discurso del idiota, discurso, 29 de Diciembre de 1998. (Boletín de la Academia Nacional de Letras, tercera época- Número 9- Enero-Junio de 2001.
2-          Macbeth,  Acto V, escena 5, Tragedia de William Shakespeare. …“La vida es un cuento, narrado por un idiota, lleno de sonido y de furia que nada significa”
3-          José Pedro Barrán. La historia y el discurso del idiota, ibídem.
Jorge Francisco Soto (*) Fragmento del texto Los Tres Blanes.